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El hábito de posponer

  • Autor Desconocido
  • 17 feb 2016
  • 2 Min. de lectura

El hábito de dejar todo para después es un mecanismo de defensa que usan las personas para protegerse del miedo. Cómo darle solución.


A Alejandro el tiempo no le alcanza para nada. Todos los lunes se hace el propósito de planear su agenda y de hacer lo posible para cumplirla, pero al final de la semana se da cuenta de que le ha quedado pendiente lo más urgente: la tesis para la maestría de Historia. La ha venido posponiendo y ya ha debido aplazar la entrega dos semestres. Aparte del costo, lo más grave es que su angustia aumenta cuando siente que las tareas acumuladas lo desbordan.


Aplazar es un hábito de mucha gente que causa todo tipo de inconvenientes y molestias. Tiene raíces emocionales complejas y se puede manifestar desde el colegio, cuando la persona se enfrenta a su primer gran reto competitivo. Las psicólogas Jane B. Burka y Leonora M. Yuen, autoras del libro El Hábito de Posponer, sostienen que postergar tareas protege a las personas de los miedos primarios al fracaso o al éxito, a perder la batalla de la independencia o a unirse o separarse desde el punto de vista efectivo.


El miedo al fracaso tiene su razón de ser en un temor profundo y poderoso a ser juzgados como incapaces y por eso muchos prefieren sufrir las consecuencias de la postergación antes que la humillación por no cumplir con las expectativas. “El problema se presenta cuando el único factor determinante de la autoestima es la suficiencia intelectual –dicen las psicólogas- . El desempeño o rendimiento se transforma en la única medida de la persona y no se tienen en cuenta otros factores. Así, un desempeño sobresaliente significa una persona sobresaliente y un desempeño mediocre, una persona mediocre”.



 
 
 

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